
Ya queda menos (04 jun '22)
Pues sí que hacía tiempo que no me pasaba por aquí. Empezaré contando algo que escribí en mi móvil mientras esperaba para entrar en consulta en mi última revisión:
{Ya hacía tiempo que no escribía nada para este blog. Esto lo escribo desde la sala de espera de oncología, aunque lo publicaré en otro momento.
He venido sola. Mi madre no podía venir, mi pareja tampoco y no he querido molestar a nadie de la familia. No pasa nada. Esto ya me resulta familiar, lo que no significa que no prefiera venir acompañada.
Me he traído los apuntes (siempre traigo conmigo algo que hacer, sean exámenes que corregir o algo para estudiar o leer). Pero no me apetece. Estoy nerviosa. Esta es la última cita dentro de los cinco años de tratamiento.
Por eso y por otra cuestión diferente, se trata de una cita importante para mí. Quedan 8 meses de tratamiento, por lo que quiero hablar con mi doctora de las posibilidades de ser mamá. Siempre hemos pasado el tema de puntillas, pero ahora quiero saber cuáles serían los pasos a seguir. No sé si debo esperar un tiempo antes de intentarlo, para que mi cuerpo se recupere de esta quimio, cuánto tiempo sería..... Eso significa que puede que salga de aquí con la decisión (forzada o no) de no ser mamá.
La posibilidad me angustia.
La sala, el corredor, la secretaría... todo está lleno de gente. Tras ver la primera peluca (mal disimulada con una pasada), "juego" a observar en busca de más. Si te fijas, observas los destrozos que está enfermedad provoca en tu cuerpo. Pero no pienses que es una actitud macabra o morbosa por mi parte. Nada más lejos de la realidad. Esas mujeres que acuden con su peluca, intentando aparentar normalidad, poniendo un parche valioso a su apariencia física para poder sobrellevar mejor todo el proceso en que ésta enfermedad te sumerge.... Son admirables para mí. Me recuerdan que no tuve que llegar a ese punto, me recuerdan que superé operaciones, y que estoy aquí. Con mi pelo, mis pechos (por decirlo de alguna manera) y sobre todo, VIVA.
Estas mujeres me llevan en volandas a momentos de llanto, de desesperación, de angustia .... Pero también de fuerza. Me hacen recapacitar sobre lo fuerte que fui y que, quizás, sigo siendo.
Esto es duro. Muy duro.]
Esto fue el 3 de mayo. Y no, no salí con ninguna respuesta específica sobre lo que tanto me preocupaba. No pudo atenderme mi oncóloga, sino otra que había acudido a consulta para descongestionar un poco la situación. También había un residente que observaba, escuchaba, y al que la doctora le ofreció la oportunidad de explorarme. Pues clarooooo, vengaaaaaa, si a mi no me importa ya enseñar mis tetas (o lo que queda de ellas a todo Dios! (modo irónnico ON, estoy hasta el mismísimmo ya). Pero qué voy a hacer.... quizás él sea quien dentro de unos años me salve a mi o a alguien de mi familia de otro/un tumor. Hay que aguantar el tirón por mucho que moleste.
Y ooootra vez lo de siempre: ¿qué tal te va la medicación? ¿te has tocado? ¿has notado algo?, ¡qué bien te ha quedado la reconstrucción, te llamarán para la mamografía, buenos días.
Muy amable la chica ehhh, que no digo que no... pero... es un hartazgo ya que...
A finales de julio tengo la mamografía y hemos quedado en que en diciembre me ven de nuevo para informarme del tema de la maternidad, porque ella no se acordaba (literal) del tiempo que tengo que esperar antes de quedarme embarazada, ni de las pautas a seguir (lo cual no me pareció demasiado profesional por su parte, sinceramente, pero ya después de lo que me pasó con el primer oncólogo... sí, con el tema del anillo... madre mía, menos mal que estaba allí el residente)
Y ya está, no es que tenga mucho más que contar, es que es lo mismo, y lo mismo, y lo mismo. Cambios de humor brutales, sensación de cansancio tooodo el día, pesadez en las piernas, algunas arañas vasculares nuevas, hinchazón y sangrado exagerado de encías, rigidez en los huesos (sobre todo en los dedos de las manos -sí, esto es nuevo!-)... bla bla bla.
Siete meses. Eso es lo que me repito a mi misma. 7. 7. 7. Ya queda menos. Esto sí que es la recta final. Y días como hoy, en los que me encuentro medianamente bien, me centro en lo bueno que tengo y en lo que he conseguido en estos 4 años y medio. Y en lo que queda por venir: empezar el verano en Londres no está mal!, haber aprobado todo manteniendo mi media de 9.5 tampoco y ya si hablamos de quienes me rodean... No tengo más que dar las gracias.
En los días malos?. Pues en los días malos me centro en las oportunidades que dejé pasar, en todo aquello que quise hacer y no hice (porque no quise y/o no me animaron a hacer), oportunidades que se me ofrecieron en bandeja y ni siquiera contemplé (o quizás si, pero no fui valiente para cogerlas). Me enfoco en todo lo que me queda por hacer, en arrepentimientos de actitudes pasadas, sentimientos negativos, o tristes, o melancólicos, o todo a la vez. Me sumo en ese cansancio físico, permitiéndole que invada mi mente y también la agote, y agote mi voluntad, y mis ganas, y mi todo. Me paro a pensar en el tiempo perdido y eso me quema, me arden las entrañas. Y quisiera resetear mi vida para empezarla de nuevo.
Ojalá. Te imaginas? "esta era de prueba, empezamos otra vez". Sería fantástico. Sé perfectamente todo lo que haría, todo lo que cambiaría. Expresaría sentimientos callados, la sumisión sería para otra, que no pa' mi. Y haría, haría mil cosas. Muchas de las cuales pude hacer y no hice.
No ha sido una vida perdida, pero... ay Dios, si pudiera resetear.
Pero hoy no. Hoy es un día bueno. Así que beso a mis perros, me sumerjo en los brazos de mi chico, donde todo siempre está bien y yo a salvo, echo unas risas con mi madre a golpe de iconos de WhatsApp, empiezo un proyecto nuevo de scrap y nos tomamos una copa en nuestra terraza sintiendo el sol de la tarde caer sobre la ciudad. Hoy es un día bueno, porque aunque siempre me empeñe en exprimir la vida, hoy sé que lo tengo todo.