
Era, pero no cáncer (01 ene '20)
Por fin, algo de tiempo para sentarme a escribir. Y sí, hay buenas noticias. Podrían ser mejores, claro, pero también peores.
El doctor de la consulta de detección precoz es bastante desagradable y tiene una característica que odio con todas mis fuerzas, y es que no mira a la cara cuando te habla. Y así, mirando a un punto indeterminado de la pared, me explica que no debo asustarme antes de tiempo, va a verme y decidir sobre la marcha si hacen biopsia, o no, o me manda un tratamiento y me hace la biopsia en un tiempo... lo que sea dependerá de lo que vean en la exploración.
Me explica que la prueba consiste en ver el cuello del útero y aplicar una especie de tinte que cambia de color (morado, oye, mi color favorito, qué detalle), en contacto con células que no estén en condiciones óptimas, así como en contacto con cualquier bacteria, hongo o anomalía.
Pues bien, a aguantar el mal traguito de la exploración. Cualquier mujer sabe lo sumamente desagradable que son estas cosas. Y ven que sí, que hay un área que muestra células atípicas y otro área cuya flora está alterada...... corroboran todo lo que salía en la citología. Sin embargo, está todo concentrado en un punto muy específico y no supone un riesgo importante, eso sí, siempre y cuando se trate.
Así que me manda la medicación y me da una serie de explicaciones médicas que, por ser complicadas, resumo en la idea de: lo que tengo podría llevar a un cáncer de cérvix, y más con mis antecedentes, pero solo en el supuesto de que no se tratara y la cosa fuera a más debido a las bajas defensas de mi cuerpo.
Y es que todo viene por lo mismo: la medicación. Las Tamoxifeno me bajan las defensas, pese a que no se refleja en la analítica, cuyos resultados son normales. Y la bajada de defensas tiene todo tipo de consecuencias en todo el cuerpo, de ahí el cansancio, la fatiga muscular, el sueño, o la falta de mecanismos para enfrentarse a los agentes externos del día a día (y que nos pasa desapercibidos en condiciones normales).
Así que nada, tranquila al saber que no es lo que podría haber sido y a esperar a la próxima revisión para ver cómo ha reaccionado mi cuerpo al tratamiento. Además, he comenzado otra vez con probióticos por mi cuenta para ayudar un poco más a mi organismo a luchar contra estos efectos.
Por otra parte, me han llamado ya para hacer la micropigmentación en el pecho reconstruido. Jueves próximo. Después de ser perro viejo en el mundo de los tatuajes, no estoy para nada nerviosa, ni tampoco ilusionada. Osea, está bien la idea, sí, y voy a hacerlo, pero... hasta ahí, no supone ningún cambio, pienso ahora mismo, en mi manera de ver mi cuerpo y mis cicatrices. No sé si después de éste último paso cambiaré de parecer. Ya se verá.
